Cualquier
resultado distinto a una victoria a favor del TRI, frente a su similar de
Panamá, en la reanudación de las eliminatorias Brasil 2014, supondría, y valga
la comparación, al estallido de una bomba nuclear en el Estadio Azteca este 11
de Octubre de 2013. Su onda expansiva podría acabar con la carrera de más de un
dirigente, jugador, entrenador, utilero y sin ser para nada exagerado,
hasta de periodistas, pregoneros y recoge pelotas.
México
se juega la vida, se juega su presente y hasta su futuro. Otrora todo poderoso
de la CONCACAF, hoy ve como les tutean selecciones de “menor rango”, al punto
tal de que jugar en el Azteca ya no es garantía de victoria. Su andar en esta
fase de la eliminatoria ha sido tan irregular como vergonzosa (1 sola victoria
ante Jamaica y de visitante), por lo que su posición en la tabla
clasificatoria, 5to puesto con 8 puntos obtenidos de 24 posibles, no sorprende
a nadie.
Sin
embargo, a dos fechas para finalizar la eliminatoria, el TRI aún tiene chances
de clasificar al mundial Brasil 2014, chances que pasa primero por ganarle a
Panamá y luego a Costa Rica. De lograrlo, alcanzaría la 4ta posición en la
tabla de clasificación de la CONCACAF. Lo que significa, que por primera vez en
la historia del fútbol mexicano, su selección disputaría la clasificación al
mundial de fútbol a través de la vía del repechaje, en este caso contra la
selección Nueva Zelanda, representante de Oceanía.
Lo
cierto es que, si al final los de Vucetich hacen la hombrada de clasificarse al
mundial, muchos sonreirán y se vanagloriarán por la meta alcanzada, dejando
atrás o debajo del tapete todas las miserias que durante esta eliminatoria han
arrastrado y cosechado, pues no es posible que un país con una de las ligas más
poderosas (en cuanto a recursos monetarios se refiere) y, con un potencial
deportivo que se pierde de vista (campeones mundiales sub -17, México 2011, y
Medalla de oro, Londres 2012), sirva de referencia de “como no se debe gestionar
el fútbol”. Por eso insisto, si México no logra una victoria contra Panamá el
próximo 11 de octubre, el Aztecazo será historia, ya que a partir de entonces,
cualquier calificativo que se utilice para describir tanta incompetencia será
insignificante, pequeño. “Sálvese entonces quien pueda”
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